29 de diciembre de 2011

¿Qué te gusta...?

Yo soy... perfeccionista, perfeccionista hasta la médula. Soy muy fría, hasta el punto que da la impresión de que nada me afecta, aunque en realidad no es así y, cuando alguien está mal cerca de mí, no puedo evitar ayudarlo. Soy sincera y digo las cosas tal y como las pienso. No me paro a darme cuenta de si eso puede hacer daño o no, hasta después de haberlo dicho. No pierdo la educación con nadie, pero tampoco finjo ser amiga de alguien que no me cae bien. Me gusta el deporte (aunque no pueda practicarlo), escribir, dibujar, leer y la filosofía. Me cuesta coger confianza, pero una vez que la cojo, doy todo por mis amigos, y todo es todo. No soy celosa, pero tampoco idiota y no tengo ningún problema en dejar claro lo que es mío. Tengo mucha paciencia, tal vez incluso demasiada y me callo mucho las cosas... pero cuando hablo tiemblan las paredes, porque no me trago nada. Cuando me enfado de verdad (algo que sucede pocas veces últimamente), soy muy borde y puedo llegar a hacer mucho daño sólo con las palabras. Suelo entender muy bien a la gente, tanto para bien como para mal. No me gusta meterme en la vida de los demás, pero como alguien se acerque a quienes quiero, se ha buscado un gran problema.
Demasiado vengativa, pero depende con qué o con quién. No me gusta hacer amigos o que se me acerquen (pero al final acaban por hacerlo). A todo tengo que encontrarle un significado para poder creer o alegar que me gusta.
También soy de las personas que planean el futuro, bueno en sí el futuro no, sino las cosas que haré a la hora exacta, en el momento adecuado, etc.; si alguien arruina esa planeación me pongo de mal genio, no puedo evitar el tener lo que es el tiempo organizado.
Siempre doy el calor a las personas que más quiero y yo no recibo nada, no me interesa sinceramente (aunque hay momentos, que como toda persona humana, necesita un poco de cariño). La típica que cuando dicen ''mira a ese/a chico/a, pero discretamente, que no se de cuenta'', va y se gira con todas las ganas (no me corto).
No soy impulsiva; antes de actuar o hablar, me lo pienso todo, con detalles, valorando si lo que hago está o no correcto (creo que de aquí sale mi vena vengativa o rencorosa). Hay veces que me cuesta tomar decisiones drásticas o fuertes, aunque cuando las tomo, me siento segura de lo que hago.
Y teniendo relación con lo anterior, lo que seguro que alguien diría de mí de lo primero: me como el coco por todo. Cuando digo por todo, es por todo. Si me afecta, aunque sólo sea una mínima parte... Ya estoy, venga a maquinar. Esto es un poco rollo, pues me puedo pasar mucho tiempo pensando en lo mismo y estancarme.

En lo referente a gustos (por decirlo de alguna manera), me gusta muchísimo la música clásica; por favor, que nadie se le ocurra comparar a Beethoven (por ejemplo) con el reggaeton... asco. Me gusta vestir a mi manera y no como digan las demás ''tribus'', si me compro algo no es porque se lo haya visto a tal o cual, en realidad por este pueblucho me han ido copiando. Por ejemplo llevar pantalón corto y los calcetines a rayas, tener un lazo en el cuello, ir a una tienda específica y a los dos días ya se han enterado todos de dónde está. y bueno, lo dejo ahí porque sino...
Odio (literalmente) a la gente que me copia en todo, sea en personalidad, en gustos, en ropa... me dáis asco.

Por otra parte, lo que no me gusta que me digan es que soy una persona muy fuerte (en lo psicológico), porque no es verdad. Puede que esas personas hayan tenido un par de problemas en su vida y por eso se quejan (me parece normal), pero es que yo estoy teniendo un millón de ellos cada día y me los trago todos sola y no por ello quiere decir que sea fuerte, esto se refiere a que soy gilipollas y ya está, yo misma lo admito pero no lo cambio.
Odio que me consideren una zorra. En fin, bonita sociedad...
No creo en el más allá, ni en el cielo, el infierno, el nirvana... en nada que se le parezca a tener una vida en ''el otro lado''. Cuando alguien me demuestre que ha visto a Dios, a Anubis, a Odín, a Buda o incluso a un familiar caminando tranquilamente a su lado, que me lo diga y entonces sí, creeré. Tampoco me parece muy lógico de una persona que alabe a Dios, al día siguiente diga que no cree en nada y después se pase a otra religión... increíble, ¿no?
Tampoco soy la típica de teniendo una red social me pongo a agregar amigos a diestro y siniestro, que la gente no son Pokémon...
Y creo que ya está.

28 de diciembre de 2011

Escapar.

Me gustaría huir, largarme de este sitio y estar sola, sin nadie a mi alrededor, porque cada día que pasa, me ahogo en un mar de desesperación. No soy capaz de levantarme por mí misma y es que ahora, realmente me he hundido hasta tal punto que no puedo ni siquiera abrir los párpados... ni sonreir de verdad.
Estar así a tan corta edad es bastante triste y a la vez horrible, porque no sabes qué hacer contigo misma. He llegado a tal punto de no quererme, de no apoyarme... ni siquiera me apetece coger un libro y fantasear con sus personajes mientras la historia me absorbe por completo. No soy capaz de realizar ningún dibujo sin tener que romper la hoja. Ahora mismo no sé ni qué hago aquí.
No quiero compasión, ni siquiera dar pena, sólo quiero llorar todo lo que mi cuerpo aguante.

27 de diciembre de 2011

Tesoro.



¿Qué es lo que sientes cuando le miras? ¿Qué sensación te puede producir el tener su mano tocando tu mejilla, acariciándola? ¿Cómo sonará su voz realmente nervioso? ¿Podrá mirarte a los ojos fijamente mientras pronuncia tu nombre?
¿Qué es el amor exactamente...?
No puedo evitar escuchar esa canción dedicada, dejándome llevar por el sonido, cerrando los ojos e imaginarme que está a mi lado. Todo eso, cuando los párpados se abren se desvanece. Ha sido una ilusión, pero no todo puede ser tan oscuro. Tengo un estado de ansiedad que ni yo misma puedo creer; pareces mi respiración, te necesito constantemente porque si me falta el aliento, me caigo, no sé caminar sin ello.
Realmente el amor duele, ¿quién dijo que fuera fácil? Parezco masoca, mi mente siempre está pensando en él, como si esperara una llamada de teléfono que nunca llega o incluso verle en cualquier parte cuando salgo a pasear. ¿Y si ese día de verle realmente llega? Sólo de pensarlo... me recorre un escalofrío porque mis piernas pueden huir de él, los nervios se apoderan de mi cuerpo en cualquier momento, paso de una persona totalmente alegre a alguien totalmente muda, ansiosa, con ganas de hablar pero creyendo que lo que dirá sea una estupidez.
Pero estoy segura que cuando me encuentre con él, no sabré qué puede esperarme al ver su sonrisa o su mirada. Me tengo que dejar llevar por esa corriente, como si fuera el mar... no quiero cambiar este sentimiento que siento, que cada vez que me despierto ensancho mis labios, convirtiéndolos en sonrisa.
La distancia no siempre es un impedimento para que dos personas se quieran realmente, que se aferren la una a la otra, sinceramente no tiene nada que ver para que las emociones sigan vivas, como una llama. Sólo espero que nadie sople la vela demasiado pronto porque ahora mismo, por él lo daría todo.
No me molesta el esperar impaciente para poder hablar con él, ni escuchar su voz que tanto anhelo. Las lágrimas que derramo son de felicidad, que me gusta sentirme así por primera vez, nadie me había provocado este sentimiento, estas ganas de seguir adelante por una persona.
¿Quién querría terminar con esto? Sería una locura y demasiado fácil pensar ''no puedo, no te estoy viendo cada día''. Yo no podría hacer algo así, me veo incapaz, porque él es mi mayor tesoro, alguien a quien de verdad merece la pena amar.

23 de diciembre de 2011

Cueste lo que cueste.

¿Yo? ¿A él?
¿Le quiero... de verdad? ¿Qué me gusta de él? ¿Por qué le quiero? ¿Cuánto le quiero?
Pero, ¿qué digo? Nada de eso importa. Le quiero, le quiero tanto... que moriría por él.
No se me escapará, cueste lo que cueste.

Yo quiero estar con él. Si quiero seguir viviendo quiero hacerlo a su lado, tiene que ser él o nadie.
Porque le quiero con todo mi ser...

 

No se me escapará.

Mis piernas, por instinto, huí de él. Me alejé lo más rápido que podía. Es extraño, no tenía planeado que esto pasara pero mi corazón realmente, no quiere ''escuchar'' sus sentimientos, sentimientos que quizá anhelo con fuerza. Yo ya lo tenía decidido y sin embargo dejo que penetre en mí, ese muro de hielo que ponía entre ambos, lo ha tirado abajo.
Salí corriendo tan rápido, no está bien. Puede que quizá todo haya terminado. Mi pecho, duele... eso duele. Sólo oir su nombre, pensarlo, me duele, como si me apuñalaran en el mismo lugar repetidas veces. Mi mente sólo dice ''sonríe'', cada vez que hables con él, pero todo se ha derrumbado, pensé que sería más fuerte... y no, una dulce voz bastó para hacerme llorar.
Ya lo tenía decidido, que eso estaba bien... pero se está acercando y las lágrimas me brotan inconscientemente. Yo quiero estar con él, pero no puedo, y eso duele. Agacho la cabeza, no quiero que me vea así.
- Espera... - Alzo la mano para que no se acerque. - Un segundo, ya está. - Con la zurda, me froto la cara, quitando las lágrimas rápidamente. No puedo controlarme, no estoy nada bien, deja de llorar, ¡para! No quiero ser una molestia para él, no quiero desagradarle... no quiero que precisamente él piense que soy una decepción.
Su mano se aferra a la mía, levanto la cabeza para mirarle, me escuecen los ojos y su sonrisa, algo triste, me hinunda por completo.
- Yo sólo pensaba en mí, egoístamente. Sólo digo lo que quiero decir, no escuchando tus auténticos sentimientos. Repetir los mismos errores una y otra vez... - Le veo arrodillarse en el suelo, con la cabeza gacha. Su voz suena apagada. - Sólo quiero una segunda oportunidad, contigo...
Me quedé clavada en el sitio, entreabriendo los labios de la sorpresa. No entendía nada.
- Odio no estar contigo, odio no verte... - En una milésima de segundo noté sus labios junto a los míos, sin darme tiempo si quiera a cerrar los párpados. Cuando se separó de mi, no pude evitar preguntarle.
- Pero, entonces... eso, ¿estar contigo? ¿Estará bien? Cogerte de la mano, abrazarte...
Sonrió tan tiernamente que casi sollozo de nuevo, pero me contuve. Me miró y luego posó sus ojos en nuestras manos, entrelazadas.
- ¿No te das cuenta? Ya me estás cogiendo de la mano. Realmente nunca te la he soltado, nunca.
Y no pude evitar volver a echarme a llorar mientras su mano acariciaba con cariño mi mejilla.

22 de diciembre de 2011

Aferrarme a alguien.



Aunque era una carga para ellos, aguantaron. Aguantaron durante todo ese tiempo y al final, todo se rompió para no volver jamás.
No me querían. No me necesitaban. Tengo miedo, tengo tantísimo miedo. Algún día me perdonarían, ¿verdad? Y todo volvería a ser como antes. Pero todo terminó. Lo pasaba mal en casa y fuera de ella, acabé encerrándome en mi habitación. La furia, el odio y la tristeza que mis padres habían dirigido hacia mí, seguía viva en mi interior. ¿Qué había hecho mal? ¿En qué me había equivocado? ¿Por qué no podía volver a empezar desde el principio? ¿Acaso no debería haber nacido?
Cada vez que estos malos pensamientos rondaban mi cabeza, había alguien que me sacaba al exterior y me hablaba de tonterías. En esos momentos no lo veía todo tan negro, aliviaba mis sufrimientos.

La gente como yo necesita a las buenas personas para aferrarse a ellas. Por eso no volveré a mezclar a nadie más en mis asuntos, estoy bien sola, puedo seguir adelante yo sola. No necesito que nadie me comprenda, no me importa que me odien. Decidí que me endurecería, decidí que nunca más iba a llorar.
Perdona que me haya aferrado a ti, yo que soy tan impotente, tan débil...
Pero no puedo hacer nada, yo sola... estar sola da miedo, estar sola da mucho miedo. Sólo con mis propias fuerzas soy incapaz de dejar de llorar.

18 de diciembre de 2011

Sin descanso.

Me apoyo en la pared. Está fría... la espalda se pone rígida al momento notando esa sensación. Aprieto los labios, mirando al frente, sólo veo la pared opuesta, azulada, oscura realmente. Ladeo la cabeza, pensando aunque no sé en qué, es más bien dejar la mente en blanco y que divague ella sola.
Aunque, me juega una mala pasada, o quizá no tan mala. Me recuerda que él está en ella, acaparando todo el espacio en mi cabeza. Agacho la cabeza, sonriente, esa sonrisa que se le dibuja a uno cuando está enamorado, la misma que se forma cuando habla con esa persona especial. Realmente ha pasado poco tiempo, pero el suficiente para saber el sentimiento que me produce acordarme de su rostro o de una simple palabra suya.
A veces, me gustaría estar ahí, abrazándole todo el día, toda la noche o que sea un corto abrazo que demuestre más que uno de veinticuatro horas, me da igual sinceramente. Incluso el más simple ''hola'' puede hacer que el corazón se salga del pecho.
No sabía que fuera tan melosa, nunca lo he sido con nadie, ni me planteaba que me dieran abrazos.
Y si vuelvo a la realidad, ''le pierdo'', en mi mente, realmente está mejor, por eso he preferido meterme en la cama en vez de quedarme contemplando la pared, soñar, puede ser a veces una tortura pero otras, es una condena bastante encantadora.

9 de diciembre de 2011

Un sueño.

Me encaminé hacia su habitación, al fondo del pasillo. Estaba descalza, notando la moqueta algo fría bajo mis pies. Apoyé mi cabeza en el marco de la puerta, como si le estuviera espiando. Sonreí al verle de espaldas, concentrado en su guitarra y en intentar componer una nueva melodía.
Me quedé allí de pie, ladeando la cabeza a veces cuando emitía algún sonido las cuerdas que tocaba. De vez en cuando, también arrugaba la nariz. Se giró para mirarme, quizá me había oído acercarme antes ... alomejor se hacía el interesante, quién sabe, porque aquella sonrisa que dibujó en su rostro simplemente me hizo sonrojarme y que se me formara un vacío en la mente.
- ¿Qué? ¿Te vas a quedar siempre ahí o vienes conmigo? Aburrida. - Enfatizó la última palabra riéndose, burlándose cariñosamente. Negué con la cabeza aproximándome a él y poniéndome de cuclillas a su lado.
- Puedes seguir tocando, me gusta escucharte ...
La voz de mis palabras sonaba algo melosa, pero él me ponía así. Giró su rostro sin dejar de sonreir y mis carrillos se inflaron, como una niña pequeña. La sangre se seguía agolpando bajo la piel.
La guitarra la dejó a un lado haciendo que apoyara mi cabeza en su rodilla mientras me acariciaba el pelo cariñoso. Entrecerré los párpados, soltando una bocanada ed aire de lo agusto que me encontraba en ese momento.

Ahora, sigo sintiendo esas caricias, aunque me quede despierta.

30 de noviembre de 2011

Escucha...

El sonido del agua rompiendo contra el suelo, el tintineo de un cascabel cuando lo tocas, el viento meciendo las copas de los árboles, el aleteo de una mariposa, las  hojas de los árboles cayendo por el frío otoñal...
Tantas cosas que escuchar y a quién mis oídos no pueden captar, es a ti.

18 de noviembre de 2011

Lógico . . .

¿Es posible disfrutar siempre de algo? Yo dejé de comer hace tiempo porque la gente estaba encima mío. Pero hace poco, empecé de nuevo antes de morir, porque sino... no hubiera sido divertido.
Y eso ocurre con el amor, hay que deshacerse de uno, cicatrizar e intentar volver a enamorarte. Aunque duela lo lejano que pueda llegar a ser. Realmente, noto su calidez como si estuviera aquí mismo, haciéndome sonreir mientras me abrazo a mí misma, como una vela que nunca acaba por apagarse y  piensas '' que no acabe nunca... ''

17 de noviembre de 2011

¿Y ahora?

Juega, juega con esa inocencia que un día terminó, como aquella vela que se apagó porque soplaste demasiado fuerte.
Esa sensación... de querer esconderte en una habitación y no salir hasta que llegue el fin del mundo. Me he cubierto hasta arriba con la colcha, dejando un pequeño hueco, respirando... ah, pero el oxígeno, termina por acabarse, ¿no? Al igual que un día de lluvia puede acabar en cualquier momento.
Esa bocanada de aire es horrible, como finas agujas perforando mi piel, me hace llorar y querer aferrarme a algo. No hay nadie, como siempre estoy sola. Debería acostumbrarme, pero no puedo. Me pregunto porqué se me da tan '' bien '' empeorar las cosas, cuando crees que algo marcha bien, acaba derrumbándose como un dominó, pieza por pieza, en orden.
Ahora, necesito más que nunca un abrazo, un simple beso en la frente, no me importa. Incluso me gustaría una regañina porque así me daría cuenta que tengo a alguien. ¿Realmente duele tanto? Incluso escribiendo esto, me entran sollozos. Otra vez, ¿volvemos atrás? Al pasado, a ser de nuevo esa niña que nadie quería pero que la daba igual, aunque en el fondo se muriera porque alguien la quisiera. ¿De verdad? No, yo creo que no... querer, significa estar vivos y eso es una dulzura cruel. Tanto, que mi mente lo entiende, me entran ganas de volver a coger las uñas, rasgándome la piel para evitar pensar en eso. ¿Qué? Ah, se me olvidaba... ya lo hice, dos veces en una semana. Si, es increíble cómo me destrozo poco a poco y aunque la sangre me haga perder el conocimiento, así seguiré, porque me duele tanto el corazón, que quiero equilibrar la balanza con algo, pero ni el llanto ni arrancarme la piel me van a servir, ya no... aunque siga haciéndolo... realmente me merezco estar así.

Un no es un sí.

Definitivamente, el cuerpo hace lo que la mente no desea... eso ha quedado comrpobado hoy. La conciencia o lo que queda de ella, me reconcome por dentro, haciéndome llorar. Miro el reloj... llevo una hora así, es horrible. Odio lo que ha pasado hoy porque me he defraudado a mi misma y a mi fuerza de voluntad.

11 de noviembre de 2011

El subconsciente.



- Sí, ya lo sé... lo entiendo.
- No, no es verdad. Si realmente lo entiendes, ¿por qué ''me'' sigues enterrando así? Tú eres la que me despertó, eres muy cruel. Oye, ¿de verdad es tan malo? La vida es muy larga, puede ser muy triste y solitaria... es natural querer a alguien a tu lado. Cuando pienso en él siento tanto amor y tristeza. ¿Acaso es tan malo que ese sentimiento me haga desear morder y besar sus labios para sentir todas sus emociones? Siento a través de todo mi cuerpo todo ese innegable deseo y no soy más que ''tú''.
- Sí... me siento tan sola, quiero estar junto a él. Ha soportado tanto sufrimiento, tanto amor, tanta tristeza. Su piel... me muero por tocarla y besar cada rincón de esta, rebosante de sentimientos. Pero, supongo que solo se quedará en un deseo.

8 de noviembre de 2011

Distancia.

Necesito oirte decir ''te amo, te he querido desde siempre y te perdono por haber estado lejos tanto tiempo''. Así que sigue respirando, porque yo a ti no te dejaré ir, abrázate a mi, aunque todo haya sido un sueño y realmente te haya alejado de mi...

2 de noviembre de 2011

No lo entiendo.



¿Por qué estoy de tan mal humor? No sé, supongo que quizá cada día que pasa estoy peor e intento reprimir la tristeza con algo contrario, que consiga hacerme sentir otra cosa. Quiero oir un te quiero que quiera decir lo que la palabra indica, me gustaría un abrazo que me hiciera romperme por la mitad, uno de esos que son demasiado amorosos como para querer desprenderte de él, un beso en la mejilla o en los labios que no signifiquen un simple no te preocupes. Palabras al aire que hagan girarme en mitad de la calle y responderlas con gusto y mostrar una sonrisa en los labios.
Sentimientos guardados que quieren salir a la luz, pero no encuentran quién pueda guardarlos y cuidarlos. Es la primera vez que me siento tan vacía... es la primera vez que me apetece llorar sobre el hombro de alguien sin que me importe si molesto o no; porque últimamente nada concuerda en mi interior.

29 de octubre de 2011

Conciencia.

Releyendo el manga de Nana, llegué al capítulo en el cual Ren fallece a causa de un accidente en la carretera. Había peleado con Nana, se sentía culpable con Reira, tratándola como una hermana e iba a consolarla... y ocurrió eso. No dejo de pensar si a alguien cercano o a mí misma, le ocurriera eso, ¿qué pasaría después? ¿Llorarían por mí? ¿Todos mis pecados cometidos se solucionarían porque ya no estoy? No lo entiendo... realmente eso es algo que nunca llegaré a entender y me da miedo. Faltar y que esté peleada con tanta gente, no haberme podido reconciliar aunque quiera. Es horrible esa sensación. Discutir con alguien y no decirla ''lo siento por haber pensado así''; es cierto eso que dicen que cuando algo nos falta, es cuando realmente lo extrañamos. No quiero sentirme así, porque me hace llorar de impotencia, rabia, tantas cosas, que no podría enumerarlas. Por eso, quiero seguir creyendo que voy a querer a esa persona, que no voy a pelearme más y si lo hago, reconciliarme. Porque, no sé el motivo, me da miedo acabar así... demasiado miedo.

28 de octubre de 2011

En mi mente.

Es uno de esos días, en los que la nostalgia puede conmigo. De tal manera, que no consigo olvidarte. Ha pasado medio mes desde que te vi, desde que me despedí de ti para que te fueras a ese lugar tan alejado de mi. Me siento egoísta ahora mismo por haberte mostrado aquella sonrisa de ''adelante'', cuando en realidad, por dentro estaba llorando y deseando que te quedaras a mi lado. Realmente, me has hecho demasiado daño con esas mentiras, pero... son ocho años, demasiado tiempo y sé, que no mentías aposta, porque siempre me abrazabas pidiéndome perdón, casi llorando.
Tanto tiempo... que aún recuerdo cuando te conocí, un niño inocente, que se hacía el espavilado pero se le intimidaba fácilmente. Creciste demasiado rápido, cuando me sobrepasaras, me pedirías salir. Muy despacio, te acerecaste a mi, cogiéndome en brazos, me dejaste sorprendida totalmente. Tus ojos, demasiado sinceros, me contaban lo que deseabas, mi mirada te correspondió, aunque negué lo evidente que sentía.
Los meses se arremolinaban en el calendario, haciéndome ver que cada día que pasaba, te quería más. No podía evitar pensar, que fui idiota al negarte aquello... sí, ahora me arrepiento, pero no puedo volver al pasado.
Esos recuerdos, que son páginas en mi mente, me hacen ver, que me lo pasaba muy bien contigo. Empezamos a beber, inconscientes de nosotros, dos jarras de cerveza y acabábamos totalmente ebrios. Que nuestras familias no nos descubrieran, nos bañábamos juntos, me acurrucaba junto a ti, totalmente enamorada... aprovechaba esos momentos para tocar tu piel, perfectamente desnuda. Me encantaba jugar con tu pelo, tan suave, tan despeinado. Me siento mareada, pero esa sensación me gusta, no sé porqué, será que me hace pensar en ti.
Esos días en los que me cogías en brazos, me llevabas al hombro con demasiada facilidad. Me agarraba a tu cuello, acariciándolo y sonriendo. Ese aroma tan nostálgico, me recorre el cuerpo provocándome un escalofrío.
No puedo evitar pensar que quizá... me equivoqué en mi decisión, pero yo también quiero que te olvides de mí. Por eso, me voy a martirizar sola y no pensaré tanto en ti, como he hecho ahora. Porque tu recuerdo, me duele demasiado.

25 de octubre de 2011

Memories in the rain.



Hoy he dirigido mi mirada hacia el pasado. Es horrible, pero tampoco cambia mucho del presente, lo cual, no me alienta demasiado. Las cartas sobre la mesa están, recuerdos de días en los que quizá, podría considerar que fui feliz. Otras representan todo ese cúmulo de problemas sin resolver a día de hoy.
No entiendo estas jugadas... no busco ser una buena chica que hace todo a la perfección, sin un solo fallo, no; realmente busco cometer mis errores, porque míos son y de nadie más. ¿A quién le importa? La que se destroza por dentro soy yo, no vosotros.


La importancia que se le da a mi vida, a veces está tan desbordada, que me sorprendo. Interés, demasiado, con lo que yo acabo pensando que quizá, solo quizá, pueda llegar a importar lo mínimo. Pero nada, sigo encerrada en esa caja construída a lo largo de los años. Una caja de Pandora, pero de manera feliz, alegre... porque a día de hoy, dudo que todo esto pueda representarlo realmente con alguien. Da igual que quiera a una persona, da lo mismo que odie a otra. Siempre acabaré sonriendo si ambas me defraudan, porque sigo sujetando la sonrisa con alfileres, cada vez, más pesados sobre la piel.
Pienso que quizá me merezco estar así, aunque la gente me diga lo contrario, no consigo pensar en otra cosa.
Perdido amistadres que creía eternas, amores que tal vez, no fueron tan malos... ahora, me da miedo volver a sentirme así, o que las personas que cuento con los dedos de una sola mano, se alejen de mi lado, no quiero admitir mi soledad.

23 de octubre de 2011

Vendabal.

Un sonido bastante familiar hace que me revuelva en la cama. Alzo la cabeza, escuchando el tik, tak, tik, del reloj. Las campanadas se oyen de fondo, ese carrillón está bastante viejo, pero sigue cumpliendo sus funciones al parecer. Paso las manos por el pelo, haciéndolo a un lado, dejando que unos mechones me caigan en la cara. Entrecierro los ojos, me encuentro mal, no comprendo. Me acerco a la ventana, apoyando las manos en el frío cristal, contemplando el exterior a través de las rendijas de la persiana. La lluvia repiquetea contra el marco de madera. Lo sabía... odio que llueva. Me pone así, creo que mi cerebo ya lo ha entendido. Me deprime de nuevo, mientras con ojos cansados miro la mesa; muerdo el labio inferior, casi haciéndolo sangrar.
Las imágenes vuelan en mi cabeza, doy un par de sacudidas a esta, para sacarlas de ahí, pero nada. Mi mirada se volvió a perder y empiezo a dejar caer lágrimas, estremeciéndome. Me siento en el suelo, el tacto de la alfombra en mis pies, me reconforta ligeramente, por lo que consigo quedarme algo tranquila. Pero vuelvo a escuchar la lluvia, molesta, no consigo pensar en nada ahora. Supongo que me ha vuelto a ganar, porque no dejo de llorar y aferrarme con fuerza a mí misma. Sólo puedo esperar a que pare, porque es una lucha que siempre he tenido, y siempre pierdo.
¿Por qué siempre me siento de esta manera? No puedo comprenderlo, no lo consigo... pero mis ojos, no dejan de entristecerse y me hacen querer pensar que estoy sola, otra vez. Otra noche más, y mañana otro día más. ¿Y qué? Qué más da... si siempre ha sido así, desde que tengo uso de razón. Ni a esta edad he conseguido superarlo, todos creen que me da miedo. Me río de vuestra ignorancia.
Voy a regresar a la cama, tapándome con las sábanas hasta que no quede ni un lugar por donde pueda pasar el aire o la luz. Cierro los ojos con fuerza, sollozando aún, quiero que pare... pero no cesó hasta las dos del mediodía. Entendido, seguiré así, porque veo que no vas a parar nunca, así que, supongoo que me rindo a lo evidente.

22 de octubre de 2011

Los pensamientos . . .



Hace frío, no puedo evitar pensar que lo echaba de menos.
No tengo sueño, ahora mismo, alguien ocupa mi mente y me mantiene despierta, jugando con mis pensamientos, refugiándose en ellos.
El espejo me refleja, me echo una mirada, de arriba abajo. Vaya... no recordaba que pudiera sonreir así. Cierro los ojos un momento, ¿de dónde salieron esos brazos rodeándome? Abro los párpados con fuerza, sorprendida, dándome la vuelta. Nada.
Un paso atrás, la sonrisa se diluye por culpa de la fantasía.
Nunca me gustó que me dieran ese tipo de cariño, unos brazos rodeándome... siempre me he alejado de eso. Pero ahora, supongo que es lo que más busco. Hay veces que ni yo misma me entiendo, soy un caso perdido en cuestión de sentimientos, pero, sinceramente, es la primera vez que me ocurre esto.
¿Se puede evitar? Lo dudo y remediar, mucho menos.
Quiero que ese sueño se convierta en realidad, aunque falta mucho para ello. Aún así, no dejaré de quererle, de buscarlo.

21 de octubre de 2011

Lo inverso.

No me importa tener que mirar el cielo en un día gris.
No me importa jugar con las hojas de los libros, que causan un sonido atrayente en mis oidos, incitándome a leer más.
No me importa tener que mirar pasar las horas del reloj lentamente. Esa manecilla me tortura...
No me importa mirarme al espejo, y ver a una mujer a punto de arañar su propio reflejo.
No me importa el olor de la hierba recién cortada.
No me importa observar ese movimiento que hace la llama de la vela, bailando sobre el aire.

Lo que de verdad me importa, es querer decir un ''te quiero'' con mi propia voz.
Me importa ver sonreir, con ojos tiernos, llenos de cariño.
No puedo evitar pensar que estar lejos, implica estar cerca.
Que sus ojos reflejen lo que su alma siente.
Ante todo, me importa verle sonreir. Porque esa será mi mayor felicidad.
¿Qué siento cuando tú me llamas? Mi nombre es especial en tus palabras.
Es invierno... pero siento calor en mi corazón. Una luz, ha conseguido atravesarlo y refugiarse en él.

20 de octubre de 2011

Plumas sobre la piel.



Esa sensación. Parece que recorre todo el cuerpo, no puedo evitarlo. Mi mente se pone a divagar, mi cuerpo se mueve solo en la cama, mis ojos se entrecierran contemplando el techo, totalmente ausente. Es como si se encendiera una luz en mi cabeza. Increíble, ¿eh? Que consigas encontrar una cosa preciada en tan poco tiempo.
El cosquilleo recorre cada fibra de mi piel, produciéndome sonrisas que nunca antes conseguí reflejar. Me asomo a la puerta de mis pensamientos, me permiten el paso en ellos, supongo que ya va siendo hora de reconocer ciertas cosas, conmigo misma. Esos ojos que podrían proferir tristeza, ahora se convierten en algo puro, arrancando otro tipo de emoción. Las manos se dirigen al cuello, ansiosas. El pelo se revuelve por un segundo, tan sólo una milésima de segundo, suficiente para comenzar de nuevo a pensar, que quizá, lo haga todo tan incoscientemente, que no pude evitarlo. Los sentimientos... ah, sí. Se me olvidaban. ¿Por qué sonrío así? ¿Desde cuándo? No lo sé, sinceramente, es algo que no comprendo.
Nunca me digné a pensar en alguien de esta manera, ocupando casi todo el espacio en mi mente y cuerpo. Sus palabras, son como plumas, suaves, pequeñas, acariciando mi piel, haciendo que pierda el sentido.
De verdad, no consigo entenderlo, pero alargar mis labios para mostrarle una sonrisa, ahora mismo, es lo que menos me preocupa.

Me dejo llevar por ojos oscuros, como si fuera la noche y, yo una simple estrella perdida en ese firmamento infinito, que no consigue encontrarse. Al fin, lo hice. Me hayé en su pensamiento también. Oh, ¿qué es? Otra vez, una sonrisa para su deleite. Boba... ni yo misma entiendo los sentimientos, nadie logramos hacernos con ellos fácilmente. Suspiran, se ríen de nosotros porque son inalcanzables. Pero, al parecer, uno ha caído, como si fuera una estrella fugaz en mitad de ese cielo negro, mostrando la luna llena, resplandeciente.
Porque ahora mismo, mi mente ha dejado la puerta entreabierta, apareciendo en ella un halo de luz, con alguien detrás, sólo puedo asomarme, timidamente, a contemplarle. Inalcanzable. Quizá. Pero sigue estando ahí, susurrando palabras que algún día, seré capaz de escuchar atentamente, sin restricciones, sin cerraduras.

5 de junio de 2011

¿Qué más puedo decir?




Era cuanto anhelaba, sus ojos, sus labios, su sonrisa... y, ¿qué pasó? Ni yo misma lo sé, tal vez sea porque la edad no impide hacer cosas estúpidas a los jóvenes de hoy en día, quizás sea porque la razón fue perdida con el paso del tiempo, almacenada en cajas de cartón y se escribió con rotulador negro en una esquina ''olvídame''.
Las apariencias cambian, de eso estamos todos seguros, nadie lo discute. En esta sociedad lo que muchos hacen es tener una fachada, por dentro se mueren de dolor pero hay que saber aparentar, ¿verdad? Sino, la vida no tendría sentido para algunos. Y si les desnudáramos, ¿qué descubriríamos debajo? Nada. Es tan  obvio que me da pena escribirlo. Sus ''te quiero'' siempre escuchados pero nunca sentidos y, si lo han experimentado, que me lo digan y seré feliz, porque así no me taladraré día tras día los pensamientos llenos de recuerdos dolorosos que significaron aquellas palabras y esos abrazos.
Como siempre, me tocará jugar sola, una muñeca de trapo rota y sonriendo mientras me sujetan los labios con alfileres; ¿a quién le gusta ser así? Creo que a nadie, pero alguna vez nos habrá pasado o nos pasará.
A mí me gustaría que todo fuera como antes, pero no puede ser, se acabó y da lo mismo decir empiezo desde cero que acabo de empezar, porque no tiene significado alguno. Sinceramente, esperaba más... no soy alguien con un corazón roto, solo con el alma herida y los sentimientos destrozados. Ah, espera, igual sí tengo el corazón roto... ¿por tu culpa? No. Más bien es por mí, ser tan ilusa no lleva a ninguna parte, pero sigo en ese bucle infinito en el que me atrapaste y mis sentimientos no se borran como un número de teléfono en una agenda escrito a lápiz, o simplemente quemando la hoja. Claro que no, ¿acaso creías que era tan fácil? Igual para ti sí que lo sea. Y es que, de verdad que quiero un comienzo contigo.
Te quiero y duele, ¿qué más puedo decir?