20 de octubre de 2011

Plumas sobre la piel.



Esa sensación. Parece que recorre todo el cuerpo, no puedo evitarlo. Mi mente se pone a divagar, mi cuerpo se mueve solo en la cama, mis ojos se entrecierran contemplando el techo, totalmente ausente. Es como si se encendiera una luz en mi cabeza. Increíble, ¿eh? Que consigas encontrar una cosa preciada en tan poco tiempo.
El cosquilleo recorre cada fibra de mi piel, produciéndome sonrisas que nunca antes conseguí reflejar. Me asomo a la puerta de mis pensamientos, me permiten el paso en ellos, supongo que ya va siendo hora de reconocer ciertas cosas, conmigo misma. Esos ojos que podrían proferir tristeza, ahora se convierten en algo puro, arrancando otro tipo de emoción. Las manos se dirigen al cuello, ansiosas. El pelo se revuelve por un segundo, tan sólo una milésima de segundo, suficiente para comenzar de nuevo a pensar, que quizá, lo haga todo tan incoscientemente, que no pude evitarlo. Los sentimientos... ah, sí. Se me olvidaban. ¿Por qué sonrío así? ¿Desde cuándo? No lo sé, sinceramente, es algo que no comprendo.
Nunca me digné a pensar en alguien de esta manera, ocupando casi todo el espacio en mi mente y cuerpo. Sus palabras, son como plumas, suaves, pequeñas, acariciando mi piel, haciendo que pierda el sentido.
De verdad, no consigo entenderlo, pero alargar mis labios para mostrarle una sonrisa, ahora mismo, es lo que menos me preocupa.

Me dejo llevar por ojos oscuros, como si fuera la noche y, yo una simple estrella perdida en ese firmamento infinito, que no consigue encontrarse. Al fin, lo hice. Me hayé en su pensamiento también. Oh, ¿qué es? Otra vez, una sonrisa para su deleite. Boba... ni yo misma entiendo los sentimientos, nadie logramos hacernos con ellos fácilmente. Suspiran, se ríen de nosotros porque son inalcanzables. Pero, al parecer, uno ha caído, como si fuera una estrella fugaz en mitad de ese cielo negro, mostrando la luna llena, resplandeciente.
Porque ahora mismo, mi mente ha dejado la puerta entreabierta, apareciendo en ella un halo de luz, con alguien detrás, sólo puedo asomarme, timidamente, a contemplarle. Inalcanzable. Quizá. Pero sigue estando ahí, susurrando palabras que algún día, seré capaz de escuchar atentamente, sin restricciones, sin cerraduras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario