23 de octubre de 2011

Vendabal.

Un sonido bastante familiar hace que me revuelva en la cama. Alzo la cabeza, escuchando el tik, tak, tik, del reloj. Las campanadas se oyen de fondo, ese carrillón está bastante viejo, pero sigue cumpliendo sus funciones al parecer. Paso las manos por el pelo, haciéndolo a un lado, dejando que unos mechones me caigan en la cara. Entrecierro los ojos, me encuentro mal, no comprendo. Me acerco a la ventana, apoyando las manos en el frío cristal, contemplando el exterior a través de las rendijas de la persiana. La lluvia repiquetea contra el marco de madera. Lo sabía... odio que llueva. Me pone así, creo que mi cerebo ya lo ha entendido. Me deprime de nuevo, mientras con ojos cansados miro la mesa; muerdo el labio inferior, casi haciéndolo sangrar.
Las imágenes vuelan en mi cabeza, doy un par de sacudidas a esta, para sacarlas de ahí, pero nada. Mi mirada se volvió a perder y empiezo a dejar caer lágrimas, estremeciéndome. Me siento en el suelo, el tacto de la alfombra en mis pies, me reconforta ligeramente, por lo que consigo quedarme algo tranquila. Pero vuelvo a escuchar la lluvia, molesta, no consigo pensar en nada ahora. Supongo que me ha vuelto a ganar, porque no dejo de llorar y aferrarme con fuerza a mí misma. Sólo puedo esperar a que pare, porque es una lucha que siempre he tenido, y siempre pierdo.
¿Por qué siempre me siento de esta manera? No puedo comprenderlo, no lo consigo... pero mis ojos, no dejan de entristecerse y me hacen querer pensar que estoy sola, otra vez. Otra noche más, y mañana otro día más. ¿Y qué? Qué más da... si siempre ha sido así, desde que tengo uso de razón. Ni a esta edad he conseguido superarlo, todos creen que me da miedo. Me río de vuestra ignorancia.
Voy a regresar a la cama, tapándome con las sábanas hasta que no quede ni un lugar por donde pueda pasar el aire o la luz. Cierro los ojos con fuerza, sollozando aún, quiero que pare... pero no cesó hasta las dos del mediodía. Entendido, seguiré así, porque veo que no vas a parar nunca, así que, supongoo que me rindo a lo evidente.

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