9 de diciembre de 2011

Un sueño.

Me encaminé hacia su habitación, al fondo del pasillo. Estaba descalza, notando la moqueta algo fría bajo mis pies. Apoyé mi cabeza en el marco de la puerta, como si le estuviera espiando. Sonreí al verle de espaldas, concentrado en su guitarra y en intentar componer una nueva melodía.
Me quedé allí de pie, ladeando la cabeza a veces cuando emitía algún sonido las cuerdas que tocaba. De vez en cuando, también arrugaba la nariz. Se giró para mirarme, quizá me había oído acercarme antes ... alomejor se hacía el interesante, quién sabe, porque aquella sonrisa que dibujó en su rostro simplemente me hizo sonrojarme y que se me formara un vacío en la mente.
- ¿Qué? ¿Te vas a quedar siempre ahí o vienes conmigo? Aburrida. - Enfatizó la última palabra riéndose, burlándose cariñosamente. Negué con la cabeza aproximándome a él y poniéndome de cuclillas a su lado.
- Puedes seguir tocando, me gusta escucharte ...
La voz de mis palabras sonaba algo melosa, pero él me ponía así. Giró su rostro sin dejar de sonreir y mis carrillos se inflaron, como una niña pequeña. La sangre se seguía agolpando bajo la piel.
La guitarra la dejó a un lado haciendo que apoyara mi cabeza en su rodilla mientras me acariciaba el pelo cariñoso. Entrecerré los párpados, soltando una bocanada ed aire de lo agusto que me encontraba en ese momento.

Ahora, sigo sintiendo esas caricias, aunque me quede despierta.

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