2 de enero de 2012

Un recuerdo.

Realmente no me di cuenta de a qué hora terminó el 2011, sinceramente fue todo muy inesperado... me quedé totalmente dormida quizá esperando la llamada de alguien en mi móvil o incluso en el teléfono. Pero nada, me alegró saber que los amigos están para esto. Cuando abrí los ojos, era la una de la madrugada y estaba en el salón, escuchando la típica música de la televisión de hace cuatro años o más.
También recuerdo meterme en el cama desesperanzada y volver a levantarme para entrar al ordenador y ver en el messenger felicitaciones de tres personas contadas. Realmente me entraron ganas de llorar.
Estoy perdiendo a una amiga... vaya entrada de año. Que sus excusas sirvan para no estar conmigo me las tomo bien, pero en el fondo duelen, y más que siempre tenga que estar yo detrás de ella.
Mi '' mejor amigo '' ahora mismo, es lo que menos me importa, voy a tener que pasar página porque no se merece el cariño que le brindé en su día.
No he conseguido nada en este año, sólo llevarme cada día broncas y caídas, una tras otra. A cada día que pasaba parecía que el cielo no quería que me levantara y así fue, llegó un día en el que no me moví de la cama, con ganas de tirarlo todo.
También reconozco que con mis ataques, he roto bastantes cosas... sin querer evidentemente, pero las personas externas no lo ven así. He pegado a bastante gente a causa de la emoción del momento, la tristeza me embriagaba por completo. En serio, lo dije esa vez y lo digo ahora, lo siento.
Me siguen doliendo los ojos de tanto llorar, porque no he parado. Suerte que hoy pude quedarme en casa porque la academia cerraba.
No sé qué pensar del año que ha pasado, pero estoy viendo, que el que ha entrado no está siendo mucho mejor. No creo que sea tan difícil pedir que haya una persona a mi lado, alguien a quien de verdad le importe y no me deje abandonada por otra cosa, otro motivo, otro lugar... no es tan difícil de realizar.
Mi propósito para el 2012 es tener a alguien así. Quizá le tenga, pero ahora mismo, me da hasta miedo reconocerlo.

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